LUNES SIN FILTRO
ESTUDIANTES O BORREGOS
¿Qué buscamos con aquellos que están a nuestro cuidado y guianza en el aula? Que se comporten como damas y caballeros pensantes, o como damas y caballeros borregos, es decir que son influenciables. Lastimosamente hoy escondemos la palabra del borrego y nuestro bajo instinto de desear que todos hagan lo que les decimos sin protestar en la palabra obediencia, hemos confundido la obediencia con el verbo más vil que es subyugar, subyugar a otros ante nuestro querer aún en contra de estos.
En ocasiones, como educadores olvidamos que estamos guiando vidas, no sometiéndolas; confundimos la enseñanza con el azote, repartimos gritos y no amor, confiamos en nuestro vano criterio sin buscar el de estos pequeños, adultos, jóvenes o adolescentes que tenemos en frente, los cuales también tiene criterio y honor, e igual que cualquier otro merecen nuestro respeto por su humanidad y la gran noticia; ese al que subyugamos es nuestro prójimo y en nada difiere a nosotros, más aún, mayor es su pensar al nuestro si somos docentes raquíticos e infames.
Cuan atroz se vuelve el caso, cuando tu pedagogía la cual busca cambiar el mundo, nuestro mundo; desechando la basura antes mencionada, viene a ser calificada, evaluada, observada por un agente ajeno al quehacer pedagógico, por un ser sin la más mínima luz en el campo de la revolución educativa ¿Cómo un estudioso de la mente humana y sus entresijos puede calificar un momento con unos infantes de corta edad como impresionantemente pésimo? Porque no siguieron todas sus instrucciones al pie de la letra ¿Cómo puede calificar a un grupo de niños en una hora de supuesta clase y extenuados de la misma? ¿Con qué criterio se siente este personaje abrumado, ofuscado e intensamente descompuesto porque unos pequeñines no hicieron lo que se les decía sin protestar? Como lo dije antes.
pues eso pasó, una profesional de una rama que prefiero no nombrar, pues ello no tiene nada que ver con su desempeño; entró a una clase con niños entre los 4 y 5 años de edad, los cuales estuvieron tranquilos con algunas excepciones, como normalmente ocurre; como ya sabrán estas “excepciones” rompieron su cerebro, sus nervios, según esta persona era imposible entablar con estos niños actividad alguna, ¿Entonces cómo hizo su maestra para tenerlos tranquilos a su llegada? Pues ella los vio, esos mismos niños fue los que le entregaron, los mismos niños amables que en su imprudente introspección se convirtieron en mal educados y faltos de pautas, según ella; pienso que nunca había dirigido una clase y si le quedaron ganas de hacerlo se le recomienda estrategia y amor, pues la verdadera educación no se imparte desde el cerebro sino de corazón a corazón como dice una frase por ahí.
A mis agobiadores les digo no quiero borregos, quiero hombres y mujeres libres para elegir con sabiduría ¿Por qué esto de los borregos? Pues esta profesional osó en preguntar y afirmar lo siguiente “¿Por qué no todos son como aquella niña? si uno le dice que se pare en la cabeza lo hace, porque sigue instrucciones”, increíble apreciación, a lo cual se le respondió NO… Eso no es bueno, es influenciable, podrán hacer lo que quieran con ella; en un futuro no será usted o un docente quien le imparta una instrucción, serán sus amistades, serán buenas o malas personas, será la vida misma, la cual no será amable con ella por su bajo nivel de autoridad sobre si y sobre la toma de sus decisiones.
Por esto refuto este aberrante concepto de querer niños obedientes, mejor digamos educados y respetuosos, damas y caballeros pensantes y corteses, ello sí debemos esperar; hombres y mujeres que puedan expresar sus ideas con sinceridad, enfocada en el amor, dicha con elocuencia. Para terminar, reitero la importancia de guiar una nueva generación de hombres y mujeres con vocación de libertad para elegir con sabiduría.
Pedagoga Reeducativa
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