INCLUSIÓN Y ACOGIDA

Desde hace algunos años en nuestro país la educación tuvo uno de sus logros más importantes en cuanto a dejar de ser tan solo integradora y pasar a ser un educación inclusiva, como sinónimo de esta última, pude encontrar la palabra acogida como su gran aliada y con esto, pude caracterizar a la educación de hoy, en nuestro país, por lo menos en el papel; como un método educativo de acogida para todos, brindándole la oportunidad, igualmente a todos de disfrutar de los mismos servicios y gozar de manera igualitaria de cada uno de sus logros, avances y ambientes.

Este tema tiene gran valía y es una ganancia en cuanto a la resignificación del ser humano y lo que buscamos en cuanto al restitución de sus derechos; he tenido la oportunidad de ser parte de este tipo de educación inclusiva con niños diagnosticados con diferentes clases de TEA (Trastorno del espectro autista), TDA (Trastorno por déficit de atención), TDAH (Trastorno por déficit de atención con hiperactividad) DEA (Dificultades especificas del aprendizaje), Entre otras necesidades educativas especificas en el aula; su desenvolvimiento ha sido maravilloso, acoplándose muy bien a sus rutinas diarias, gracias a la imitación que hacen de sus compañeros, al gran cariño y acogida que estos les brindan; durante el primer año se pueden alcanzar logros grandes en el área social y cognitiva de cada uno de nuestros niños y niñas, el programa que desarrollamos con ellos, es el mismo de sus compañeros, realizan las mismas actividades y les mostramos a todos su acogida por medio de la igualdad sin olvidar sus individualidades por supuesto, aprendiendo a leer, escribir con entusiasmo y su relación con otros es más afable, gozando de estar rodeado de sus compañeros con quienes juegan, así al parecer no lo hiciera.


Como pedagoga reeducativa creo firmemente en la resignificación del ser humano y sé que lo podemos lograr, si iniciamos ahora impactando unos pocos, estos impactaran a otros más y así sucesivamente, generando una gran cadena de seres humanos transformados y un país con mayores posibilidades de desarrollo.
Se que muchos maestros tenemos el deseo de una educación humana y de acogida total, ello lo podemos ver, no solo en casos de niños con necesidades educativas especiales, sino también lo podemos aplicar en todos y cada uno de nuestros pequeños que les cuesta socializar con otro, hablar en público, que se sienten inferiores a sus compañeros, entre otros casos que al parecer son menos relevantes, pero que están presentes en cada salón de clases y como pedagogos, nuestro deber principal es brindar esa acogida y enseñar a los demás a otorgarla sin excepción alguna; allí estamos aportando grandes cosas a una sociedad futura, más humana, con más valor y aprecio por el prójimo.
 Por ello, como pedagoga reeducativa busco “guiar una nueva generación de hombres y mujeres con vocación de libertad, para que elijan con sabiduría”.





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