FOTOGRAFÍAS DEL ALMA - lunes sin filtro

Es tremendamente impactante reconocer como el lenguaje puede marcar un hecho más que simbólico, puede dar la pauta, el nudo y el desenlace de todo un devenir de actos históricos y apasionantes de una comunidad, lugar, persona o cultura. Ver como el lenguaje en sus inicios gráficos, orales, luego escritos y en todas sus presentaciones pueden dar fe de una historia; dentro de la lengua y la literatura cultural se enmarcan los más preciados detalles de muchos hechos y sus detalles más minuciosos, para así dar paso a un estudio, el cual, en este caso, nos sumerge dentro de la continuidad de una serie de aconteceres desarrollados en pro y en contra de nuestros hoy llamados niños.

El encontrar a través de los géneros literarios como los cuentos, los escritos y las historias, toda una descendencia bien marcada y configurada, hace que cada día más se crea en las palabras y sus mágicos poderes para mantener viva una historia y contarnos la antropología de los pueblos y sus avatares.

Este texto nos remonta a una primera época, para contarnos la historia casi inicial de la infancia; desde una mirada literaria, adentrándonos en ella desde sus inicios con la torre de babel y el único idioma existente y como esta historia ha dado paso a miles de devenires futuros que hoy día pueden ser producto de ello.

Cada cuento relatado, cada historia vivida, cada escritor, cada niño, cada hombre, cada mujer, pueden ser un libro abierto de como el lenguaje y en sí su rítmica, abren la brecha a su inimaginable historia de vida, los escritos son de una u otra manera las fotografías del alma y así mismo los antecedentes literarios, lo que nos rodea y como una determinada comunidad nos muestran su trascendencia; vemos como estos cuentos maquiavélicos de inicios de siglo creaban un ambiente poco propicio para el descanso, más bien estaban totalmente asomados e inclinados a un ámbito de pesadilla. Pero todo ello era la vida en aquel entonces, así se veía el mundo y se percibía; donde los niños no eran niños, sino un ser más, mano de obra barata para algunos, estorbosos para otros; en fin, niños que al pasar de diferentes colores de épocas han ido y venido entre orfanatos, rechazos, angustiosas soledades y dejadeces, todo ello casi normal en algún momento crítico del mundo. Así mismo las obras literarias escritas para ellos eran crudas, reales con toque de magia ambigua, estas mutaron y pasaron de estar escritas para niños, pero no del gusto de los niños.

Daniel Goldin en su escrito “La invención del niño. Digresiones en torno a la historia de la literatura infantil y la historia de la infancia” expone esta interesante pregunta ¿Podemos seguir sosteniendo que los cuentos representan simbólicamente los fuertes conflictos de la psique? Me impacta ver como nuestros escritos pueden llegar a ser en gran manera nuestra arma mortal, donde sacamos a flote cada frustración, vacío y demás; es insólito pensar en que todo ello hoy día ha acarreado secuelas casi imborrables a nuestra sociedad.

Desde sus inicios, aunque la lectura era más apartada de los niños por su condición de disminución concedida por la sociedad, el rito de transmisión oral era clave y así poco a poco se fueron gestando las comunidades que hoy día se gozan con cierto tipo de literatura, nuestros niños de hoy son el producto de nuestros niños del ayer, de donde no ha sido sencillo emerger como un ser humano de valía, hoy día la historia de nuestros niños es otra y su futuro será otro y así nuestra sociedad también se resignifica y muta para un cada vez más excelso tiempo de triunfo en nuestra población humana, difícil ha sido pensar que nuestros niños, incluso nuestros abuelos y padres en su infancia lucharon por un reconocimiento sencillo, pero tranquilizante, del cual en la actualidad nuestros infantes pueden gozar e incluso nosotros mismos alcanzamos a disfrutar.


 

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