Algunos Saberes Necesarios Para la Educación del Futuro, es más del ahora… EDGAR MORÍN

 por Gresia Rozo

 

Edgar Morin

Para iniciar a abordar el tema propuesto me gustaría conocer, saber más y esbozar un poco en esta relatoría algo sobre el autor que nos habla con gran profundidad de este tema tan importante y valido para nuestra educación de hoy para poder entender un poco más afondo su planteamiento. Sociólogo e investigador francés (París, 1921) de fuerte ascendencia en círculos académicos. Es autor de “El espíritu de la época” (1962), “Introducción a una política del hombre” (1965), “La Comuna en Francia: la metamorfosis de Plodémet” (1967), “El rumor de Orleans” (1970), “Diario de California” (1971), “El método” (1977), “Qué es el totalitarismo. De la naturaleza de la URSS” (1983), “Tierra-patria” (1993), “Para salir del siglo XX” (1996) “Amour, poésie, sagesse” (1998) y muchas más. Galardonado con el premio Médicis de comunicación (1992), la Legión de Honor y el premio Internacional de Cataluña en 1994. Entre otras múltiples distinciones científicas. Ver https://www.edgarmorinmultiversidad.org/index.php/biografia-oficial.html para obtener mayores detalles de su vida y obra, de quien aún vive y cuenta con 100 años cumplidos.

 

I – Las cegueras del conocimiento: el error y la ilusión

Cuando inicie el análisis de este punto no lograba comprenderlo muy bien, lo leí muchas veces más para su comprensión, para ello me fue necesario ir en busca de otros textos y escritos donde se relata igualmente este tema, encontrándome con otro título totalmente diciente e impactante para mí como pedagoga; el cual es: Una educación que cure la ceguera del conocimiento. En este capítulo el autor hace referencia a que todo conocimiento tiene el riesgo del error y de la ilusión, nos muestra el conocimiento humano como frágil, expuesto a falacias e influencias distorsionadoras de lo afectivo. la educación es para enseñar un conocimiento capaz de criticar el propio conocimiento.

La búsqueda de la verdad exige reflexión, crítica y corrección de errores. “El primer objetivo de la educación del futuro será dotar a los alumnos de la capacidad para detectar y subsanar los errores e ilusiones del conocimiento y, al mismo tiempo, enseñarles a convivir con sus ideas, sin ser destruidos por ellas.”

II – Los principios de un conocimiento pertinente

Igualmente, con otro dicente título “Una educación que garantice el conocimiento pertinente.” Allí se nos especifica que es necesario discernir cuál es la información clave. la educación debe promover una "inteligencia general" apta para referirse al contexto, a lo global, a lo multidimensional; es la capacidad de plantear y de resolver problemas. Morín introdujo una "pertinente" distinción entre la racionalización (construcción mental que sólo atiende a lo general) y la racionalidad, que atiende simultáneamente a lo general y a lo particular.

A mi forma de ver, “Una educación que cure la ceguera del conocimiento” nos alude a educarnos tan bien que seamos lo suficientemente astutos para no dejarnos enredar por la misma educación, sino darnos cuenta de sus falencias sin envanecernos de ella y poder dilucidar lo bueno y lo malo de la misma; este primer punto nos lleva a un análisis más concienzudo de lo que aprendemos y cómo lo aprendemos el por qué y el para qué y no solo almacenar conceptos porque si o porque no. El aprendizaje es un arte y así mismo debemos darle este nivel de artístico.

Una educación que garantice el conocimiento pertinente nos llena de expectativas al entender que no es aprender por hacerlo sino también saber y ser listo para elegir qué y cómo aprender un concepto dado, no todo es apto para nuestro saber también hay mucha basura disfrazada de ciencia y puesta a nuestro deleite; pero hemos de ser intuitivos, selectos con el conocimiento en su escogencia, así como escogemos un manjar, elegir el plato que más nos convenga a nivel de aprendizaje y enseñanza.

A nivel personal el texto suscito en mí una serie de preguntas e idas en torno a ello como el recapitular todo lo que he aprendido o creído que he aprendido hasta hoy, pues es de entender que no todo ha sido real y que mucho de ello puede estar cargado de ilusión o error. Es bastante paradójico que, así como el conocimiento tiene una noble esencia también puede ser viciado por otro tipo de interacciones, igualmente necesarias para que exista un verdadero proceso de enseñanza aprendizaje; este tema me cuestiona y exige ver más allá de lo que tengo en frente, me guía a una complejidad que debo simplificar y ello solo lo puedo hacer en mi mente con el previo saber de lo conocido, lo entendido y que en realidad es necesario para ello.

La educación no es meramente un proceso de profundización y adquisición de conocimientos, sino más bien una ceremonia única a lo conocido y desconocido, lo cual hemos de perfeccionar al tenerlo en nuestros haberes mentales para así generar una comprensión de los mismos cada vez más pura e inmaculada, haciendo de la educación nuestra herramienta redentora en el cada vez más estrecho ámbito de la realidad versus la utopía.

 

III Enseñar la condición humana

Una aventura común ha embarcado a todos los humanos de nuestra era. Todos ellos deben reconocerse en su humanidad común y, al mismo tiempo, reconocer la diversidad cultural inherente a todo lo humano. Conocer el ser humano es situarlo en el universo y, al mismo tiempo, separarlo de él. Al igual que cualquier otro conocimiento, el del ser humano también debe ser contextualizado:

Quiénes somos es una cuestión inseparable de dónde estamos, de dónde venimos y a dónde vamos. Lo humano es y se desarrolla en bucles:

a.       cerebro- mente- cultura

b.      razón - afecto – impulso

c.       individuo - sociedad -especie.

Todo desarrollo verdaderamente humano significa comprender al hombre como conjunto de todos estos bucles y a la humanidad como una y diversa. La unidad y la diversidad son dos perspectivas inseparables fundantes de la educación. La cultura en general no existe sino a través de las culturas. La educación deberá mostrar el destino individual, social, global de todos los humanos y nuestro arraigamiento como ciudadanos de la Tierra. Éste será el núcleo esencial formativo del futuro.

IV Enseñar la identidad terrenal

La historia humana comenzó con una dispersión, una diáspora de todos los humanos hacia regiones que permanecieron durante milenios aisladas, produciendo una enorme diversidad de lenguas, religiones y culturas. En los tiempos modernos se ha producido la revolución tecnológica que permite volver a relacionar estas culturas, volver a unir lo disperso... El europeo medio se encuentra ya en un circuito mundial del confort, circuito que aún está vedado a tres cuartas partes de la humanidad. Es necesario introducir en la educación una noción mundial más poderosa que el desarrollo económico: el desarrollo intelectual, afectivo y moral a escala terrestre.

 La perspectiva planetaria es imprescindible en la educación. Pero, no sólo para percibir mejor los problemas, sino para elaborar un auténtico sentimiento de pertenencia a nuestra Tierra considerada como última y primera patria. El término patria incluye referencias etimológicas y afectivas tanto paternales como maternales. En esta perspectiva de relación paterno – materno - filial es en la que se construirá a escala planetaria una misma conciencia antropológica, ecológica, cívica y espiritual. "Hemos tardado demasiado tiempo en percibir nuestra identidad terrenal", dijo Morín citando a Marx ("la historia ha progresado por el lado malo") pero manifestó su esperanza citando en paralelo otra frase, en esta ocasión de Hegel: "La lechuza de la sabiduría siempre emprende su vuelo al atardecer."

Veo la gran importancia del reconocernos como seres humanos íntegros y complejos, con estados catárticos legitimados desde su interior hasta el exterior, como personas parte de una sociedad un mundo, estamos llamados e estar presente en él y comprendernos como pobladores de este universo;  como seres humanos con capacidades y deficiencias, asumirnos como un todo desde cada una de nuestras perspectivas y lograr en otros plasmar esta conciencia de seres tripartitos e irreproducibles, únicos pero a la vez básicos, es muy importante sabernos, reconocer en donde estamos, como y porque actuamos en este tercer saber este es el punto clave, no ser ajenos  a nuestra humanidad.

 

Debemos entender que el destino de los seres humanos tiene la faceta del destino de la especie humana, del destino individual y el social, entrelazados e inseparables.   Que tenemos un destino y una condición común como ciudadanos de la tierra.

En cuanto a enseñar la identidad terrenal es de vital importancia que como seres humanos tengamos los sentidos alerta en cuanto a la pertinencia con nuestro diario vivir y al lugar al que pertenecemos, arraigarnos de manera correcta a lo que hoy llamamos patria y terruño ser parte efectiva y clara en cuanto a todo tipo de visión e identidad, esa identidad en ocasiones poco enseñada, no reconocida y sutilmente enviada al cesto de los deshechos, ello es lo que debemos rescatar la pertenencia a, tener que ver realmente con algo, ser seres vinculados directa e indirectamente con todo aquello que nos rodea.

Hemos de enseñar “Guiando una nueva generación de hombres y mujeres con vocación delibertad para elegir con sabiduría”