LA VAGA DEPRESIÓN DEL SER
vaga porque es pasajera y no hemos de permitir
que afecte el placer de sentirnos vivos y en libertad para desarrollar el
pensamiento crítico en nuestros niños, niñas, jóvenes y en todo aquel que
podamos alcanzar con nuestro quehacer.
Mi corazón se
divide en cientos, que digo miles, mejor en billones de socavones irreales
algunos oscuros, otros maltrechos, la mayoría y por ahí uno que otro se ilumina
y me permite vislumbrar un poco del camino; me siento frágil, inerte, llena
pero vacía al no poder dar nada; no porque no quiera, sino porque no me es
permitido; como escuché algunos solo sirven para ser empleados, desgracia total
y así mismo es su comportar, de empleados que tenemos a nuestro cargo vidas
valiosas que están sin rumbo por la ausencia de sus padres y por tener
cuidadores en piloto automático.
No somos perfectos,
fallamos mucho, según nuestros juzgadores, fallas como no enviar las tarjetas
de invitación de un cumpleaños a tiempo, olvidar dinero en una agenda y aunque
con ello pretendan hacernos sentir nulos, allí irradia la esperanza pues no hemos
olvidado lo más importante, cambiar el mundo, cambiar su mundo, cambiar nuestro
propio mundo interior; suena ostentoso,
vago talvez y vano, pero sé que nos levantamos cada día a cambiarlo, a llenarlo,
a nutrirlo, a ser diferentes; así a algunos los hiera, los quiebre por su mediocre
existencia, en ocasiones puedo entender, que difícil puede ser darle la razón a
un espíritu libre y sincero.
Nos podemos sentir dolidos,
con el corazón doblado; pero enérgicos y anhelosos de más cambios, más guerreros,
más luchadores y más convencidos de la estupidez de los mandos medios. Mandos
medios corruptos en política, en educación y presentes en cada ámbito del que
puedan recibir dinero extra.
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